Me alejé de todo
Me alejé de todo y de todos para comenzar a apreciar el silencio que se hace en la multitud cuando dejan de valorar los momentos mágicos del día. Se entregan a lo superfluo y olvidan los auténticos regalos de la vida.
Cuando me alejo, no huyo ni evado, sino que busco mi lugar en la vida. Encuentro sorpresas a lo largo del día, ¿cómo podría renunciar a las mejores experiencias? Me alejé de todo para apreciar lo que muchos olvidan.
No se trata de desconectarse de la sociedad, sino de conectar más profundamente con las personas y los momentos, con vivencias reales, lejos de la pantalla o del maquillaje que la sociedad nos impone.
Es vivir plenamente, evadiendo la multitud para apreciar la frágil belleza de cada instante, disfrutando del presente con sus colores y sabores, aprendiendo lo necesario para el hoy.
Y doy todo lo que tengo, sin reservar nada para mañana, porque mañana no necesita lo que tengo hoy. Si guardara algo para el futuro, sería mezquino con el presente. Lo entrego todo con la confianza de que mañana habrá más.
Porque de donde vengo, siempre hay más.

Autor
ventalizate@gmail.com