Todos tenemos ideas, sueños, historias que construimos y lanzamos como aviones de papel al tiempo esperando que estos vuelen lo más alto y lo más lejos que puedan.
Algunos saben construir buenos aviones, otros no los hacen tan bien, pero los lanzan con mucha fuerza. Hay quienes lanzan sus aviones en un campo abierto y grande, otros los lanzan sobre fogatas con llamas muy altas. A veces estos aviones no logran pasar y otras veces lo hacen con grandes quemaduras de tal forma que ya no se atreven siquiera a armar otro avión más.
Estas fogatas surgen por los comentarios que hacen otras personas acerca de lo que podemos y no podemos hacer, de lo que es permitido y no, y mientras más los escuchamos, más crecen estas lenguas de fuego largas y altas que queman las alas de tus aviones.
Sus lenguas hablan sin saber quiénes podemos ser y quiénes seguiremos siendo.. tenemos una excusa para un futuro, una imagen de quiénes podemos ser con el tiempo y espacio suficiente para crecer, probar, correr, tropezar, errar, aprender, tener las experiencias necesarias para hacer lo que queremos hacer, sin miedo, sin escuchar los comentarios o las opiniones de los demás.
Hay quienes ven volar aviones y nunca se atreven a armar uno, nunca se cuestionaron si eran capaces de hacerlos, nunca dudaron lo que les dijeron, obedeciendo con las manos atadas y sin preguntar si hay un futuro más del que otros aseguran.
Crecieron sin sueños diferentes a los cotidianos, sin construir una historia que perseguir desde pequeños, sin una excusa que los hagan ver diferentes a los demás en un futuro.
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