Ecos

El silencio se cierne, pesado y cruel, 
un manto que ahoga, que niega el consuelo. 
Tus ojos, clavados en un horizonte mudo, 
aguardan lo imposible, lo jamás vivido. 
¿Qué esperas, alma rota, en este vacío? 
¿Un eco de amor, o un sueño perdido? 

El reloj golpea, su tic-tac es dolor, 
cada segundo, un ladrón de ilusión. 
El tiempo se burla, avanza sin parar, 
y tú, en tu rincón, te niegas a olvidar. 
¿Qué buscas en sombras que no han de llegar? 
¿Por qué te aferras a lo que no está? 

En sueños, tal vez, vislumbras la luz, 
un mundo distinto donde renacerás. 
Pero el alba te engaña, la noche regresa, 
y el vacío se expande, tu alma se deshace. 
¿Por qué te aferras a una imagen irreal? 
¿Por qué no sueltas lo que nunca fue verdad? 

El mundo gira, indiferente a tu pena, 
la vida fluye, ajena a tu condena. 
Y tú, en tu rincón, sigues esperando, 
mientras el alma se va desangrando. 
Porque lo sabes, lo sabes al fin: 
lo que esperas nunca ha de venir.