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Ella rompió mis alas,
con dedos fríos como el acero.
Un grito de dolor en silencio,
bajo un manto negro sin estrellas.

Cayó mi alma, rota,
en el abismo de la noche.
Del dolor intenso surgió fuerza,
una nueva luz brilla en la oscuridad.

Con alas hechas de cicatrices,
ahora vuelo más alto que nunca.
Cada pluma es un testigo,
de la caída y del ascenso.

En la altura el viento canta,
sobre libertad y sobre pena.
Mi alma ha sido marcada,
ahora brilla con más esperanza.

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ventalizate@gmail.com

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