Nadie conoce mejor lo que haces que tu mismo.
Una cosa es que otra persona hable de lo que haces, pero eres tú quien conoce a fondo todo el negocio.
Cuando hables con un cliente, proveedor, distribuidor, o cualquier persona que forma parte de tu negocio, háblale con toda la emoción que tuviste en el primer día en que comenzaste.
De seguro ese día estabas bien emocionado.