Es sencillo, es tener control de lo que haces en el día sin desviarte del plan que tienes programado, y trabajando especialmente en lo que te acerca a los objetivos que tienes planteados.
Tú diriges el día.
Pero a veces el día te dirige a ti, pierdes el control y llegas al fina del día para darte cuenta de que no has trabajado en lo que quieres, has trabajado «apagando incendios», urgentes y temas «para ayer».
No puedes seguir así, cada día que terminas así es sumamente costoso, no puedes pagar ese precio.
Toma en serio tus planes y tus sueños y dedícate a trabajar en todo lo que te acerca a tus metas.
Recuerda que tú diriges el día.